Educación Positiva
La Educación Positiva es una rama de la Psicología Positiva que se aplica en centros educativos escolares y universitarios. La Educación Positiva se enfoca en promover una educación basada en las fortalezas del ser humano, también conocido como recursos psicológicos positivos (Vázquez y Hervás, 2008).
Hrvatska Skola San Esteban, ha adscrito a la Educación Positiva como un medio privilegiado para el desarrollo académico y educativo de sus alumnos. En esta dirección busca formar personas positivas, emprendedoras y con proyectos de vida altruista, a partir de sus fortalezas de carácter.
Uno de los fundadores de la Psicología Positiva es Martin Seligman. En varias oportunidades, reunido con grupos de padres les preguntaba sobre lo que querían para sus hijos y su futuro. Al unísono y recurrentemente todos le respondían que fueran felices. La Educación Positiva busca formar niños y jóvenes felices, en colaboración con sus padres, los primeros y más importantes educadores.
La formación que entrega la Educación Positiva alcanza su sentido superior cuando el foco está en los demás. En contribuir, a través de las fortalezas de carácter, a la felicidad de los que nos rodean, en la familia, el trabajo y la sociedad.
Para Seligman (2011), la psicología positiva en la educación ayuda a enseñar bienestar a los jóvenes, a tener más emociones positivas, a generar un involucramiento profundo y sincero en sus materias o actividades, a mejorar las relaciones interpersonales con compañeros y maestros, a encontrarle un propósito y significado a lo que están estudiando, y conseguir logros más positivos.
Alejandro Adler, discípulo de Seligman y uno de los investigadores más reconocidos entre la generación reciente de la Psicología Positiva, explica en los siguientes términos la Educación Positiva:
Es un modelo que enseña habilidades para la vida y el bienestar, junto con el desempeño académico tradicional como las matemáticas, las ciencias, la alfabetización, y demás disciplinas.
Esta formación integral permite que cada individuo se desarrolle a su máximo potencial, y por ende que la sociedad entera florezca.
En el mundo actual se ha generado la necesidad de tener ciudadanos con valores, actitudes, habilidades y el conocimiento para tomar las mejores decisiones para sus propias vidas y para la sociedad entera.
En la última década la investigación ha revelado que las habilidades para la vida y el desempeño académico no son mutuamente excluyentes. Todo lo contrario: el bienestar potencia el desempeño académico y el laboral. Y no sólo eso, sino que las habilidades para la vida incrementan el bienestar integral del ser humano y promueven comportamientos pro sociales, mejor salud física, y mayor civismo en general.