Como padres buscamos que la educación de los hijos en la escuela no sea solo académica, sino que también valórica, emocional y personal. Se espera, por lo mismo, que en la institución formativa se les enseñen las formas más adecuadas para desenvolverse en la sociedad, siendo un aporte real en la construcción de un mundo más justo y empático.
Pero ¿cuál es la función de la familia en este objetivo?
El importante rol de la familia en la educación
Durante el desarrollo de nuestros hijos existen dos espacios fundamentales de crecimiento y socialización. El primero de ellos es la familia, lugar donde se lleva a cabo el aprendizaje de las funciones básicas, como hablar y comer, además de aprender los valores y las normas de conducta que guiarán su futuro.
El segundo es la escuela. En ella “salen” al mundo privado donde conviven con sus pares y adultos, asimilando conocimientos nuevos que les permiten ser tolerantes a la “diferencia”.
Sin embargo, estos dos elementos que inician su formación no deben actuar por separado, sino que los mejores resultados se logran cuando la familia y la escuela trabajan estrechamente por la educación de los niños y niñas.
A continuación, explicamos los principales beneficios de aumentar las funciones de la familia en la educación escolar.
1. Se potencia la educación del niño
Ciertamente, la importancia de la familia en la educación del niño es trascendente. Los alumnos se desarrollan de manera efectiva si se sienten apoyados tanto en su establecimiento educativo como en su hogar. Si los infantes perciben un interés para identificar sus dudas e ideas en el hogar, se dan con mayor facilidad al aprendizaje, tienen más ánimo para participar en clases y actividades extracurriculares.
Además, cuando los padres mantienen curiosidad por los tópicos que están adquiriendo sus hijos, los estudiantes logran reafirmar aún más sus conocimientos. ¿Por qué razón? Debido a que se considera que lo enseñado en la escuela va más allá de la sala de clases y forma parte de varios aspectos de su vida, en especial si estos conocimientos se involucran en sus juegos y conversaciones casuales.
2. Se mejora su aspecto emocional
El rol de la familia en la educación cobra importancia, de manera clara, cuando se entiende que los niños reciben una educación emocional, principalmente, de sus padres. Desde la familia, como punto de partida, se le enseña al menor a encarar las emociones vividas a diario, como la ira, la alegría, la frustración y el amor. Estos aprendizajes, una vez asimilados, se practican en situaciones externas como el colegio.
Por ello, es clave la existencia de una afinidad entre la institución educativa y los apoderados sobre cómo el alumno debe recibir su educación emocional. De esta forma, el niño sabrá comunicar sus emociones de un modo saludable y socializar sanamente. Como resultado, recibe una formación capaz de cuidar la perspectiva emocional del estudiante para concluir en un adulto sano tanto en lo personal como en lo social.
3. El niño aprenderá valores con mayor facilidad
Otra de las funciones de la familia en la educación es inculcar los valores que el niño necesita. En el colegio, estos se refuerzan y se practican para que logren mantenerse en el largo plazo. Por eso, la unión entre el establecimiento educativo y la familia es prioritario para el aprendizaje valórico.
Por ejemplo, si el estudiante concibe vivir en sociedad ejerciendo cualidades como la generosidad, la honestidad, el respeto y la responsabilidad es porque en su hogar y en su colegio son elementos activos de la convivencia diaria.
Sin duda, un colegio familiar es ideal, ya que propone la participación de los padres y potencia el rol de la familia en la educación, logrando una relación positiva entre apoderados y el establecimiento educativo.
En definitiva, si la familia y el colegio conforman un equipo, el niño se verá doblemente beneficiado, formando un joven seguro de sí mismo y preparado para involucrarse en su comunidad. Indudablemente, la importancia de la familia en la educación en estos aspectos es trascendental: es una de las partes necesarias para formar adultos sanos emocionalmente y preparados para enfrentar sus futuros.